Vísperas
No quisiera despistar esta madrugada de víspera y espera. Ella es solo una sombra, la sombra de otro viaje cuyo recuerdo cambia como se cambia la piel. Cambiaría, eso sí, bordón, vieiras y esclavina por ese arcón donde guardas nuestro futuro. Hoy tengo los sueños cansados, pero solo de estar siempre ausente. Y temo, hoy que me amas, matarte el amor de la misma forma en que he querido siempre. Lo que te di, sabemos, cabe en un puño. Y hoy que es vísperas de un tiempo en el que el amor promete no dejar heridas sino arrugas me alegra que hayas dejado esta huella extraña por donde desagua la desesperanza. Y tienes razón. El azar no es sólo un capricho, ahora que no nos vela el ángel de la guarda sino Santa María del Olvido.
Medio siglo ya y confieso no haber podido descifrar el acertijo del querer, ni el enigma de saber si lloras o si tienes barro en las mejillas. Pero a pesar de todo estás. Sin nombre porque insisto en querer tanto a quien sos como a quien sueñas ser. Sobre todo si quieres serlo conmigo y me dices una y otra vez que no nos espera ni desierto ni páramo. O que sé reír, aunque hoy no me espere ningún regalo. Duermo tranquilo entonces, sabiendo hoy como ayer y como mañana que sin usted no habrá milagro.
‘Y póngase el calcetín paloma mía
y véngase a cocinar un nuevo día.
Todo está listo, el agua, el sol y el barro,
pero si falta usted no habrá milagro.’
Joan
Manuel Serrat (‘Canción Infantil’)
11 de Octubre
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