Tragedia y alborada
Las tragedias anuncian fin, pero ésta de hoy augura el comienzo de esta
segunda fase del Camino. De la misma manera que el destino condenaba al Alvia
0151,al que tenía que abordar en Chamartín, al peor desastre ferroviario de
España de los últimos 50 años a mí me depositaba por carretera en Astorga, una
ciudad con esa indolencia histórica que proviene del conjugar dos milenios de
arquitectura en un centenar de yardas. De la catedral revista de arcillas rojas
a la muralla romana al palacete de Gaudí. Mi primera etapa de este segundo
inicio nos llevó a Rabanal del Camino, un pueblito rebosante de peregrinos
donde celebramos el día del Apóstol con Vísperas cantadas en Latín por los
monjes benedictinos que dominan eclesiásticamente la región. Y por segundas
vísperas, en la Taberna de Damián, donde Mónica, Nerea y Luis nos acogieron y
abrevaron hasta entrada la madrugada, mientras el pueblo dormía. Una velada
cariñosa y divertida entre extraños conocidos, irreverente y jovial como pocas.
De Rabanal el Camino sube hasta Cruz de Ferro, un ícono del Camino donde data desde tiempos romanos la costumbre de dejar una piedrecilla transportada desde las faldas del Monte Irago.
De Rabanal el Camino sube hasta Cruz de Ferro, un ícono del Camino donde data desde tiempos romanos la costumbre de dejar una piedrecilla transportada desde las faldas del Monte Irago.
El gesto ha pasado a significar en estos días
el abandono de algún peso espiritual como manera de aligerar el paso, que se
vuelve lento por la piedra suelta del descenso a Acebo y Riego de Ambrós. El
premio es el magnífico puente románico de Molinaseca, un pueblecillo encantador
donde nos detuvimos a contemplar la descorazonadora tarea de emprender los
últimos 7 kms hasta Ponferrada.
Así recomienza el Camino, con algunas vacilaciones e idas y venidas, como si nos fuera tomando el pulso y el ánimo. Reflexionaba acerca del rol de la tragedia en marcar hitos y recordarnos nuestra flaqueza. Caigo en la cuenta de que todo lo que traje de ti es para protegerme. Del sol del mediodía, de la tentación de dibujar tu rostro con hojitas secas. O del peligro de sentirme infinito cuando busco tu recuerdo de noche o madrugada. Todo lo cura el poder escribirte en un idioma que no lees, en un tiempo que no conoces, en un lugar en el que no duermes. Que a los días se les antoja hoy comenzar de la misma forma que terminan, y que tú adivinas.
Así recomienza el Camino, con algunas vacilaciones e idas y venidas, como si nos fuera tomando el pulso y el ánimo. Reflexionaba acerca del rol de la tragedia en marcar hitos y recordarnos nuestra flaqueza. Caigo en la cuenta de que todo lo que traje de ti es para protegerme. Del sol del mediodía, de la tentación de dibujar tu rostro con hojitas secas. O del peligro de sentirme infinito cuando busco tu recuerdo de noche o madrugada. Todo lo cura el poder escribirte en un idioma que no lees, en un tiempo que no conoces, en un lugar en el que no duermes. Que a los días se les antoja hoy comenzar de la misma forma que terminan, y que tú adivinas.
My days now end as they began
With thoughts of you
Rodríguez ('I Think of You')
26 de Julio
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