El
otro camino
Sarria es el inicio de la parte más concurrida del Camino. Es la primera
etapa de quienes se suman al Camino con pies limpios y la ilusión de
Compostela. Se suman nombres, nacionalidades, lenguas, personas. Algunas
nuevas, otras conocidas pero olvidadas. Un acertijo común es preguntar a un peregrino
recién llegado al destino del día---que hoy sería para nosotros
Portomarín---dónde empezó a caminar ese día, y sonreírse al verles titubear
mientras escarban el recuerdo. El Camino entorpece el paso y embrutece la
memoria, pero también refresca el alma, y confirma que uno no precisa saber ni
recordar mucho para ser feliz. La felicidad en el Camino es tan efímera como
cierta, y es preciso no descuidarse, cosa de no perder el vuelo sutil de una
mariposa que cruza la ruta, algún banco en sombra, o el recuerdo de tu mirada
cuando me sorprende una fuente tan inesperada como fresca. Hay preguntas que se
repiten en el Camino, y hay siempre quien me pregunta si el Universo, o si
otras Tierras, o si las estrellas. Yo les hablo de otras dimensiones, y del multiverso
del que nuestro universo tal vez sea parte. Lo cual suscita la pregunta de si
hay otros Caminos. Si van en otra dirección, si hay otro Santiago. Y yo les
cuento que sí, que Santiago se repite, en la geografía y en los hijos, en la
historia y en tus ojos. Puede que exista
otro Camino, uno en el que no piense en ti. Pero no creo.
Yo sé que
allí
allí donde tú
dices
las nubes
callan palabras
y el cielo no
dice nada
y el sol es
un sol
transparente
como tu corazón
Luis Eduardo Aute (Albanta)
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