miércoles, 30 de enero de 2013

Después del Camino

Después del Camino

           

          
Algunas sensaciones no se rinden a las palabras. Se rebelan a ser enjauladas en símbolos, encadenadas en la gramática, maniatadas por la prosa y la rima. Una de ellas es llegar a la Praza do Obradoiro en Santiago y ver la multitud de peregrinos recién llegados, sentados en las piedras mirando al cielo. La plaza es pequeña para la altura de la Catedral, y la única forma de apreciarla es sentarse o acostarse en las piedras y verla estampada contra el cielo, cambiando color y matiz con cada hora que pasa. El temor a Santiago, a lo que viene después, nunca está más presente que en ese momento, en el cual aflojan las lágrimas y uno siente esa sensación de no saber qué hacer con tanto logro, como la primera vez que se recibe a un hijo en brazos. El Camino pide más, y en la bruma que alimenta la adrenalina y el sudor uno no ve nítido lo que es claro: el Camino sigue toda la vida, por las rutas que marcan, como mojones jacobeos, las personas que uno quiere. Quedan también las promesas que uno va pensando en el raudo descenso desde Monte do Gozo hasta el Pórtico de la Gloria, donde un gaitero que parece tan perenne como el Apóstol recibe a los peregrinos con estridencia y estruendo. Pero ya sé que no os importa. Que os preguntáis por mi ángel, ahora que ya no hay peregrino a velar u hombre débil de guardar. Y siempre os recuerdo que mi promesa fue volver a verte. No cuándo ni dónde. Sólo volver a verte. Y algo me dice que el Apóstol no abandona a quien se abandona, como el amor no olvida a quien no olvida. Y hoy que me descubro lejos y sin lágrimas me fortalece el pensarte, el saber que existes, que cuando un ángel te toca la vida no vuelve a ser la misma. Y aquí estoy, con esta cosa extraña que me dejaste dentro y que palpita como un corazón pero que también escucha y habla y conversa. I can ask him who he is and where he comes from; I can ask him to point at the little bears sitting on chairs, or the cow jumping over the moon, or the young mouse, or the red balloon. But he is not fooled when I ask him to point at the air. En vez de señalar al aire me mira y cierra los ojos y calla y me pregunta por ti.
‘C’è solo un po’ d’amore
Che mi è rimasto qui
E non so dove metterlo
Un amore così
...
Vienilo a riprendere
Non lo lasciare a me
È piccolo e mi chiede sempre
Di te’

‘Fammi Vedere Tu'
Roberto Vecchioni 

Lunes 5 de Agosto 

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